Parte del trabajo de una nutrióloga es que constantemente nos pregunten por nuestra opinión profesional acerca del tema de la obesidad y/o el sobrepeso. Que si tal dieta es buena, que si tal producto funciona o no, que si "cuántos kilos tengo qué bajar". Y la verdad es que encuentro totalmente válidas todas las preguntas dado que se originan de lo que se conoce acerca del sobrepeso y la obesidad de manera general. Incluso creo que la mercadotecnia y las pseudo-ciencias han dado pie a pensar que las soluciones son sumamente sencillas. En el mejor de los casos, los comentarios son algo parecido a esto:
"¿Tienes obesidad? Baja de peso y ya. Párate y haz ejercicio. Come menos."
Quiero aclarar que no condeno ninguna pregunta o comentario de esta índole. Lo que sí pienso es que hace falta sensibilizar a la población de puntos muy importantes acerca de la complejidad detrás de estas enfermedades para tratarlas por lo que son, no por lo que aparentan.
Te invito a que revises la siguiente información con apertura considerando que lo que sabes de la obesidad y el sobrepeso tenga puntos ciegos que faltan de abordar.
***Como antecedente personal, el sobrepeso fue una condición con la que lidié toda mi adolescencia y gran parte de mi adultez temprana (incluso remanentes al día de hoy), por lo que también puedo entender desde una perspectiva de experiencia.
El sobrepeso y la obesidad son enfermedades que hemos simplificado demasiado debido a múltiples factores al punto de normalizarla por practicidad, ya que para generar un cambio en la (tan) alta incidencia se requeriría una transformación de la cultura, educación, economía, etc. Nos hemos adaptado a convivir con dichas enfermedades ya que no muestran síntomas que atenten contra la funcionalidad básica diaria de manera inmediata, a diferencia de otras condiciones que requieren hospitalización. Aún no se ve como una condición de salud grave, sino como un símbolo de flojera y descuido. Todo esto siendo imán a comentarios, críticas y juicios por parte de la gente que, bueno, no ha presentado estos problemas o no de manera "tan grave", fomentando la ignorancia acerca del origen de dichas condiciones.
Si tu profesión es fuera del sector salud, es de entenderse que te sean de menos interés los términos como "células, hormonas, interleucinas, enzimas, etc". Sin embargo, la obesidad esconde un proceso metabólico diseñado a la perfección. Poniéndolo en una analogía, podría decir que casi diseñado por un psicópata. El cuerpo se engaña a si mismo a seguir "alimentando" la enfermedad. La sensación de cansancio, el hambre descontrolada, el estado depresivo, la ansiedad por consumir alimentos nocivos, la cantidad y las frecuencias aumentadas. Todo esto se confunde como rasgos de la personalidad cuando es en la mayoría de las ocasiones resultado de todo el desbalance producido por un círculo vicioso que involucra los términos antes mencionados (hormonas, interleucinas, enzimas, etc). En resumen, la misma enfermedad te hace creer que no tienes interés por cuidarte.
"En resumen, la misma enfermedad te hace creer que no tienes interés por cuidarte."
¿Cómo sucede?
La obesidad provoca procesos impresionantes de trabajo celular, de producción de hormonas y sustancias que mantienen el mismo estado de la enfermedad. Las mismas sustancias dañinas producidas por las células afectadas provocan efectos de señalización que tienen impacto incluso en el estado psicológico, por poner un ejemplo, y reducen la posibilidad fisiológica y por ende psicológica de un cambio. Especialmente si no se ha detectado el origen de la obesidad, ya que en cada persona la mezcla de predisponentes y detonantes es distinta. Se requiere de una evaluación exhaustiva para detectar el camino por el que hay que irse para tratar a cada ser humano según sus necesidades.
La obesidad provoca procesos impresionantes de trabajo celular, de producción de hormonas y sustancias que mantienen el mismo estado de la enfermedad. Las mismas sustancias dañinas producidas por las células afectadas provocan efectos de señalización que tienen impacto incluso en el estado psicológico, por poner un ejemplo, y reducen la posibilidad fisiológica y por ende psicológica de un cambio. Especialmente si no se ha detectado el origen de la obesidad, ya que en cada persona la mezcla de predisponentes y detonantes es distinta. Se requiere de una evaluación exhaustiva para detectar el camino por el que hay que irse para tratar a cada ser humano según sus necesidades.
Por eso la insistencia por parte de los profesionales de la salud de que no acudas a recursos momentáneos, métodos milagro o a dietas específicas restrictivas o incluso cirugías que al final del día solamente pretenden hacerte creer que el perder peso es igual a curarte. Si ponemos atención, las personas que constantemente recurren a este tipo de métodos siguen evitando lo inminente, que es cambiar lo subyacente. Lo que nos ha llevado a estar así. Consciente o inconscientemente. En veces las personas no saben que su historia no tiene que quedarse así, que existe una alternativa detrás de las resistencias, que son los "no puedo, no me gusta, no quiero, no sé cómo", etc.
Aunque sí existe cura para la obesidad, todo lo antes mencionado no lo es. La cura es totalmente personal, es un proceso, un conjunto de tratamientos que si se llevan con disciplina, apertura y conciencia, se puede llegar a reflejar una salud adecuada con un cuerpo congruente.